Esta práctica se fundamenta en tres principios esenciales:
Todos los sistemas del organismo están conectados y se influyen mutuamente. Un problema en una zona puede afectar el funcionamiento de otras áreas aparentemente no relacionadas.
El cuerpo tiene la capacidad natural de autocurarse y mantener su equilibrio. El osteópata actúa como facilitador de este proceso natural de recuperación.
La estructura del cuerpo y su función están estrechamente relacionadas. Si la estructura está alterada, la función se verá afectada y viceversa.
Los osteópatas utilizan sus manos como principal herramienta de evaluación y tratamiento, aplicando técnicas suaves pero precisas para detectar y tratar restricciones, tensiones y desequilibrios en el sistema músculo-esquelético, nervioso, visceral, craneal y linfático.
Esta terapia puede resultar beneficiosa para diversas dolencias, incluyendo:
Problemas de espalda, cuello y articulaciones
Dolores de cabeza y migrañas
Trastornos digestivos
Alteraciones posturales
Lesiones deportivas
Estrés y tensión muscular
La osteopatía es un tratamiento seguro y no invasivo, adecuado para personas de todas las edades, desde bebés hasta adultos mayores, y puede complementar otros tratamientos médicos convencionales.